Artículo del día

La esperanza de la Fe

Written by Jaime Solá Grané

Cuando racionalmente ya no hay esperanza, aún queda la esperanza de la fe. Cuando la razón no ve ninguna salida aún queda la salida del milagro.

Dios castiga hasta llegar al límite, pero vigila que el vaso no se quiebre, que el pábilo no se apague, que no se rompa la caña cascada.

El hombre que tiene la convicción de que Dios le ama por encima de todo se adhiere a la voluntad crucificadora, castigadora, de Dios: dolor, angustia, amargura, desolación. Eso es la cruz que tiene siempre su origen en el pecado del hombre y en el adecuado castigo de Dios. Pero este castigo siempre tiene un límite: que el hombre no se quiebre del todo. Porque el fin del castigo no es la venganza sino la recomposición del pecador. Muchas veces, es cierto, se llega a situaciones humanamente desesperadas en que el hombre llega ya a tentar a Dios y a fijarle un plazo para que Él remedie lo humanamente irremediable. Tratar así a Dios no es un pecado satánico sino un pecado muy humano: del hombre desesperado. Es como decirle: «Ven en mi ayuda, te doy un plazo porque humanamente ya se me han terminado todos los plazos».

Creo que Dios ni se incomoda por este pecado ni hace caso de la perentoriedad. Dejará que el pecador siga esperando en Él contra toda esperanza humana.

 

Jaime Solá

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