Muchos abusan de la bondad divina, sirviéndose de ella para ofender a Dios con más osadía y para cometer el pecado que le desagrada infinitamente. Oid las conversaciones de los pecadores y veréis que su refrán ordinario es decir que la bondad de Dios es infinita, que su misericordia no tiene límites, ni permitirá que sus criaturas se pierdan…Así éstas pueden obrar a su antojo, seguir sus inclinaciones, y satisfacer sus pasiones y apetitos sin temor alguno. ¡Cuánto se engañan o cuán culpables son! Tú que hablas así, ¿esperas que Dios te perdonará cuando le hayas ofendido o no? Si no lo esperas, ¿en qué fundas tu seguridad, y por qué dices que Dios es bueno y que basta un acto de contrición para aplacarlo? Y si esperas que te perdonará, ¿no es una malicia bien grande servirte de la bondad de Dios para desagradar a esta misma bondad, y tomar por pretexto que Dios es bueno para ser cada día más malo?
Dios es bueno, Dios es misericordioso, dices bien. Pero no lo dices todo: no dices que es justo, no dices para quién es bueno, no dices en qué tiempo ejercita su misericordia y en qué tiempo su justicia. Dios es bueno para los que tienen el corazón recto. Dios es justo: la ira de Dios está sobre los que obran el mal. Es bien cierto, decía Job, que no dejáis pecado alguno sin castigo. El profeta Isaías dice: ¡Ay del impío que hace el mal, porque éste recibirá la retribución según sus obras! El Señor dice por el profeta Ezequiel: derramaré mi furor sobre vosotros, os juzgaré según vuestras obras, no tendré compasión, y mis ojos no os perdonarán. El apóstol san Pablo dice: la ira, la indignación, la aflicción y la desesperación abrumarán el alma de todo hombre que obra mal.
Si, Dios es bueno y misericordioso y lo es infinitamente más de lo que podéis imaginar, pero no ha prometido su misericordia a ningún pecador en particular. No la usa sino con quien bien le parece. No promete su misericordia a los que le ofenden. La promete a los que tienen un vivo pesar de haberle ofendido.
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