La embestida que VOX ha hecho invitando al Papa a que acoja en su Estado del Vaticano a miles o millones de inmigrantes ilegales es congruente con la doctrina de la Iglesia de dar vivienda y comida al que duerme en la calle. Una de las obras de misericordia que predicó Jesús. Pero VOX ha errado el tiro.
Muchos católicos han vivido el drama de inmigrantes ilegales. Y han sufrido fuertes represiones del poder público, denuncias penales inclusive. Se han identificado con los miles de personas a las que han ayudado dando techo y comida, gratuitamente, con el riesgo de saber que no tenían papeles, pero que dormían en la calle. Bastaba que tuvieran forma humana. No precisaban documentos, como no los exige la doctrina cristiana. Doctrina en vigor mucho antes de que el Papa Francisco nos instruyera de que “acoger inmigrantes es un mandato bíblico”.
Comprendo el despecho de VOX pero no esa especie de desafío que hacen al Papa. Es cierto que el Papa es soberano de un Estado. Es cierto que puede dar documentos de identidad con la nacionalidad vaticana. Es cierto que dentro de su territorio podría mandar construir cientos de viviendas. Es cierto que las puede destinar a acoger a inmigrantes ilegales y darles documentación de su Estado. Es cierto que puede formarles no sólo en la fe católica sino también en los otros ámbitos que necesitan para luego ganarse la vida
Y seguramente lo haría porque es el primer seguidor de Cristo y su Vicario. Y sería un apabullante ejemplo.
Pero, la prudencia es todavía una virtud cardinal. Nadie con dos dedos de frente aconsejaría que lo hiciera. El Papa debe y es lo que hace, inducir a los católicos a que obren en congruencia con la doctrina de Cristo. Los políticos conocen las limitaciones del Estado Vaticano. Por ello, me duele que la embestida de VOX tenga un fuerte componente de sarcasmo, la ironía contra el indefenso.
No es el Papa quien tiene que recoger el guante. Somos los católicos que debemos decir “es la hora de la acción”. Tenemos multitud de inmuebles y recursos para dar acogida a miles y miles de inmigrantes. Y acogerles aun en contra de intereses banales protegidos por leyes tan democráticas como injustas.
VOX esta vez ha errado.
Jaime Solà Grané