Fuentes al parecer fiables comunican noticias sobre la extensión, dentro de la Iglesia Católica, de actos que se subsumen en el terrible delito de la pederastia; los últimos en Chile y Estados Unidos.
El Papa Francisco se ha comprometido a fondo en la lucha contra esta, al parecer, epidemia más bien oculta u ocultada. Es preciso hacer limpieza. Una catarsis.
El que suscribe es un laico sin cargas ni dignidades eclesiásticas; no pertenece a Orden, Instituto o Asociación religiosa pública o privada. Y la Web Noticias Cristianas es igualmente privada y sin dependencias. Por esto, podemos sugerir que el Papa y sus asesores estudien la posibilidad de establecer la pena de excomunión latae sententiae para los autores del delito de pederastia, incluyendo al cooperador necesario, cómplice y encubridor. Aunque esta última condición afectara a obispos o cardenales.
Y debido a la extrema gravedad del delito y de la necesidad de que afloren todos los casos para una total limpieza, el Papa podría disponer expresamente que la ley tuviera carácter retroactivo para las conductas afectadas. (C.9)
Se podría creer que el mal es tan hondo y enraizado que la institución de esta pena no hará cambiar ninguna conducta- Es posible, pero la Iglesia Católica quedará libre automáticamente de los miembros delictivos. El pederasta, y más si tiene cargo o dignidad en la Iglesia, habrá quedado expulsado –eso es la excomunión- de la misma, de forma automática, sin necesidad de proceso y sentencia. El obispo que hubiera encubierto a un pederasta habría dejado de ser obispo de la Iglesia Católica.
La excomunión no es condenación. Cuando la Iglesia ha ordenado, por ejemplo, a un fundador de una Orden o a un cardenal que se recluyera para llorar sus pecados, no le ha condenado. Pues ese mismo principio puede ser apto para el obispo, cardenal, sacerdote excomulgado que quiera morir en la paz de Cristo.
Jaime Solá Grané