Error en las prioridades – NUESTROS ENEMIGOS (II)
Hace pocos días un sacerdote tomó posesión como rector de una parroquia En presencia del Arzobispo de Barcelona, dijo sus dos objetivos ante el nuevo cargo: primero, “amar a todos”, consigna del Papa Francisco y del Arzobispo; segundo, “opción preferencial por los pobres”, también cumpliendo los deseos del Papa y del Arzobispo. – NUESTROS ENEMIGOS (II)
Creo que ningún sacerdote, desde el Papa al último Ordenado, ha pedido el Orden Sagrado para remediar las miserias materiales de los hombres. Recuerden lo que dijo san Pedro al instituir el diaconado. Por grandes y graves que sean las miserias humanas, como guerras o hambrunas, el sacerdote sabe que ha sido ordenado para amar a Dios sobre todo y para la salvación de las almas. En una palabra, luchar contra el pecado que es la causa de todos los males. Todos los sacerdotes deben ser instrumentos idóneos, o sea dóciles y adecuados, para la salvación de los hombres, para que dejen de pecar. Al pobre que sufre se le tiene que predicar a Cristo, crucificado como él.
Pero nada… ni una palabra sobre el amor a Dios y la salvación de las almas. Todo para la liberación del pobre… y para la paz. Que no haya violencia ni guerras. Orar todos, ya sea de la religión que sea. Cada uno a su dios. Como si Jesús en vez de decir “Id a todo el mundo… y el que se bautice (o sea el que se convierta) se salvará”, hubiera dicho “Id a todo el mundo, liberad a los pobres esclavos, poned paz en las guerras de los Romanos, rezad unidos a los paganos que rezan a Júpiter, Venus…”
Nada sobre los auténticos enemigos del pobre: “el mundo” que le muestra sus “riquezas”; “la carne” que le muestra los placeres sensuales de los ricos; “el demonio” que le empuja al odio y a la desesperación.
“Los pobres los tendréis siempre…” ¿recuerdan?
Jaime Solá Grané