Artículo del día

El Profeta Isaías

Written by Jaime Solá Grané

El Profeta Isaías se ha callado.

Tuvo, es cierto, mucha valentía cuando se refirió a los sacerdotes de Israel que increpaban así a los profetas: «No veáis para nosotros visiones verdaderas; habladnos de cosas halagüeñas, ilusiones aunque sean falsas».

Pero en el siglo XXI el profeta Isaías ha callado.

En una exposición se profanan Sagradas Formas… Se asalta una capilla universitaria… Se hace un remedo blasfemo del Padre Nuestro y se declama en un acto público con gastos pagados por el contribuyente… Etc. Son gente más o menos poseída por el demonio, sus autores corren alocados camino del Infierno, pero ¿quién les habla del Infierno?

Querido lector,

¿ha escuchado usted alguna homilía sobre la eternidad de las terribles penas del Infierno? ¿es que el dogma del Infierno ha dejado de serlo? ¿es que se ha llenado ya su espacio, se ha cubierto el aforo? Como si las estancias infernales no admitieran ya más precitos. ¿Es que la sociedad es tan buena que ya nadie corre el peligro de condenarse?

Escuche lo que me dice un amigo:

-.Amigo Jaime, está usted como siempre  en el error. La Iglesia, y por tanto Jesucristo, quiere que hoy se hable a la gente de AMOR, de TERNURA, de SOLIDARIDAD, y que se dejen para los siglos pasados esas tonterías  del Infierno, del  Juicio Final, del pecado. El bien hoy se tiene que hacer contando historias bonitas, que eleven el espíritu, que dejen buen sabor de boca para que cada uno pueda ir a dormir tranquilo. Si usted, pobre Jaime, fuera un buen cristiano escribiría sobre la misericordia de Dios que todo, todo lo perdona… Estos casos que usted ha expuesto al principio son normales en la cultura de hoy, llena de tolerancia. Por esto nadie mueve un dedo. Por depravada que haya sido la vida de uno, al llegar la muerte, el Señor en su infinita Bondad, le deja escoger entre ir al Cielo o sea a la felicidad o abocarse a la angustia, y así, quédese Don Jaime tranquilo, porque todos se salvan, todos en aquel momento optan por la felicidad.

Con esta tesis tan falsa la sociedad puede seguir atea, corrompida, blasfema. Pero la justicia de Dios no es una farsa.

 

Jaime Solá Grané

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Jaime Solá Grané

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