Artículo del día

Año Jubilar de la Misericordia

Written by Jaime Solá Grané

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“Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím; que soy Dios y no hombre, santo en medio de tí, y no enemigo a la puerta». (Oseas 11-8/9)

He escogido este texto precioso para celebrar el inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que fue ayer festividad de la Inmaculada Concepción.

Es palabra de Dios que Dios tiene entrañas de misericordia. Dios, aunque su esencia sea el ser, se caracteriza Éste por su Bondad sin límites. Para Dios el hombre es siempre un niño al que enseña a andar, que lleva en brazos, que le cura, alimenta…

Pero el hombre no quiere ser niño. Hace uso de la libertad -ese precioso don divino- para alejarse de Dios y sacrificar a las idolatrías propias de cada siglo: televisión, cines, internet, comidas exóticas, tiendas de lujo, juego, embriagueces…

Pero Dios no es hombre que se desanime ante el desagradecimiento humano. Al contrario. En vez de tomar las ofensas como pruebas de hostilidad y sentirse «enemigo» preparando los castigos, redobla sus cuidados y caricias, evita ceder a su justa cólera, y anhela convertir en eternos los lazos de amor temporales y a veces muy esporádicos que el hombre le acepta.

Jaime Solá Grané

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