Escribe, escribe, te lean o no, te hagan caso o no. La sociedad está rebelde contra Dios, no quiere nada sobrenatural; quiere alimentar bien el cuerpo, tostarse al sol, emborracharse, sexo a discreción, escuchar canciones -gritos- diabólicos… Pero tú repite sin cesar que después de la muerte vendrá el juicio de Dios, ESTREMECEDOR, y que el alma -infinidad de almas- caerán al Infierno eterno para sufrir dolores inconcebibles para la mente humana, y al fin de los tiempos, el cuerpo maldito se unirá al alma maldita para siempre.
Escribe, escribe que la JUSTICIA DE DIOS es infinita.
N.C. ha escrito sobre los castigos de Dios y la gente se ha reído.
N.C. ha escrito sobre la muerte imprevista del réprobo y la gente ha pasado».
N.C. ha escrito sobre el juicio de Dios, después de la muerte, y la genta se ha burlado.
N.C. ha escrito sobre la eternidad y la gente quiere seguir ofendiendo a Dios en cada segundo del día.
N.C. ha escrito sobre el Infierno y vienen «los sabios» y dicen que el Infierno no existe.
N.C. ¿vas a dejar de ladrar? Los perros ladran cuando hay peligro.
-. Pero ¿si están muertos?, arguyes.
-. ¿Quién eres tú para decir que están muertos? Tú, ladra.
N.C. va a publicar un libro sobre LA CASTIDAD, HOY. ¿Crees que servirá de algo? ¿Crees que lo va a leer alguien?
-. Todos, todos han perdido la modestia. Aunque España se haya convertido en una inmensa Sodoma, tú ladra. Si callas, Dios te imputará a tí el MAL. Si no te leen, si no escuchan tus ladridos, tu estarás libre de culpa, pero ellos soportarán el terrible JUICIO DE DIOS.
Jaime Solá Grané