Todos sabemos que Francia ha hecho del laicismo beligerante una bandera.
El laicismo primero engendro antipatía a todo lo religioso; luego se convirtió en aversión y de allí pasó al odio. Pero el laicismo es EDUCADO. Sabe bien que su manifestación en forma brutal le haría incomprendido y rechazado por una gran multitud de hombres que mantienen una cierta honestidad. Y para ser eficaz el ODIO se disimula con el HUMOR mas depravado, pues tiene en su beneficio la llamada «libertad de expresión», y así no corre el riesgo de ser impopular y puede atacar las religiones de una forma que la gente encuentre “divertida e inofensiva”. El fin: que el deprecio a las religiones vaya calando en la gente sin que apenas se den cuenta.
Ante esto los cristianos no reaccionan ni emplean violencia alguna. Saben bien que por mucho que los hombres quieran ofender a Dios «los ladridos de los perros no llegan a la luna». Lo único que consigue el que odia es autodestruirse, vivir ya un infierno en este mundo. Pero algunos musulmanes han caído en la trampa: han reaccionado utilizando la violencia. Y han conseguido que el triunfo del odio sea total.
Los musulmanes han destrozado iglesias en Níger y otros países islámicos, han matado a cristianos y sin darse cuenta son instrumento del odio laicista. Fijémonos; el laicismo ya tiene mártires ensalzados por el mundo occidental, se reafirma en la «libertad de expresión» para seguir agraviando «humorísticamente” a les religiones y ha conseguido que la represión mahometana se haya cebado en el máximo objetivo de su odio: los cristianos. Y además, frente a una mínima reacción del Papa ha conseguido que el desgraciado primer ministro inglés defienda el derecho a insultar a todas las religiones.
Francia ha elegido este camino. ¿Y España? Ya Rajoy, Mas y compañía han acudido presurosos a rendir homenaje a la libertad de expresión contra las religiones representadas por un semanario de humor. Pero, como todo lo español, es posible que el odio sea más a lo bruto: con el próximo triunfo de los radicalistas de izquierda se iniciará la quema de iglesias. En España el odio no necesita el humor para manifestarse.
Jaime Solá Grané