Entrada
Reparadora de la gracia y del perdón, que con virginidad de madre y con maternidad de virgen maravillosamente engendró a Jesucristo Salvador del mundo (Vble. P. Luis de Granada).
Arca y santuario de Dios, templo del verdadero Salomón, la puerta cerrada que vio Ezequiel, huerto cerrado y fuente sellada del Esposo (Vble. P. Luis de Granada).
El oficio de María no es otro que el de conducirnos con toda seguridad a su Hijo, así como el de Él sólo es llevarnos con seguridad a su eterno Padre… Una de las razones por que tan pocas almas llegan a la plenitud de la edad de Jesucristo, es que María, que ahora como siempre es la Madre de Jesucristo y la Esposa fecunda del Espíritu Santo, no se ha formado bastante en nuestros corazones… Quien desea tener el fruto de vida, Jesucristo, debe tener el árbol de vida que es María. Quien desea tener en sí la operación del Espíritu Santo, debe tener su esposa fiel e indisoluble la Virgen María (P. Juan Ba. Juan).
Meditación
¿Qué desea Dios de mí?
Dios desea: que haga en paz, cuidadosamente, con alegría, lo que se me manda por mi posición, por las circunstancias, por las órdenes recibidas, por el deseo de hacer un favor.
Dios desea: que sea paciente para aceptar sin murmuración una contrariedad repentina; una dificultad imprevista; un desorden que molesta; un fracaso que entristece; una humillación inesperada.
Dios desea: que sea bueno con todos los que vienen a mí; que los acoja con la sonrisa de la benevolencia siempre, y aun algunas veces con la sonrisa más dulce de la amistad; que los escuche con afecto; que los compadezca con sinceridad; que los aconseje con desinterés; que los sirva con prudencia y bondad; que no deje alejarse a nadie sin haberlo llevado delicadamente a Dios y sin haberle dado un poco de alegría.
Dios desea: que no imponga a nadie ni mis tristezas, ni mi opinión que pudiera molestar, ni mi voluntad absoluta, ni siquiera una diferencia de posición que pudiera humillar a alguien.
Dios desea que para Él sobre todo sea yo, dócil y sumiso, porque es mi Señor; amante, porque es mi Padre; abnegado, porque es bueno; confiado, porque me ama; activo, porque quiere servirse de mí; dichoso, porque siempre quiere mi bien.
Dios desea: que emplee útilmente todo lo que me ha dado. Ahora bien útil es todo acto interno o externo que puede ser presentado a Dios, acogido por Dios, recompensado por Dios; todo acto que tiene por fin hacer a uno más santo, más abnegado, más sumiso; todo acto que puede hacer un favor a alguno, complacer y dar un poco de alegría, calmar una pena, apaciguar una inquietud, imprimir una dirección, arrancar o alejar del mal.
Oración
Dios os salve, ¡oh María! Deliciosa cima en que el Padre descansa, y desde donde se ha esparcido por toda la tierra el conocimiento de Dios; recámara bendita del Hijo, de la que salió vestido de la humana carne; templo inefable del sagrado Espíritu. Dios os salve, maravilla altísima que sume a los más encumbrados espíritus del cielo en estupor y admiración; Dios os salve, ¡oh Madre! que a los querubines vencéis en santidad, a los serafines sobrepujáis en gloria, y a los cielos excedéis en profundidad, en elevación y en anchura. Dios os salve, pues que sois más brillante que el sol, más clara que la luna, más resplandeciente que los astros; más codiciable que la nube que envía sobre la tierra blanda y amorosa lluvia; más amable que la alborada desvaneciendo las tinieblas de la noche. Dios os salve, rayo de luz que brilláis a los ojos de vuestros devotos, aura mansísima que recreáis sus oídos y despertáis sus ánimos al amor de las cosas celestiales. Dios os salve, visión vaticinada de los profetas, maravilla pregonada de los apóstoles, fortaleza sentida en los mártires, blanco de las alabanzas de los patriarcas, ornamento de los santos, recreo y deleite de almas justas, gloria beatísima del coro de las vírgenes, cetro y poder de los reyes, ministerio el más suspirado de los sacerdotes, y abrigo y consuelo de afligidos y caídos, y estrella de navegantes. A Vos, Señora, acuden mi alma y mis potencias y sentidos, para ser de Vos remediados y socorridos (S. Tarasio).