Meditación del día

… para el mes de Enero

Entrada

Autora de nuestra victoria, por cuanto así como el soldado para pelear se arma en el tabernáculo, así Cristo para vencer al demonio por la Iglesia tomó en las entrañas de la Virgen las armas de la humana carne (Ricardo de S. Lorenzo).
Abeja celestial y divina, que apacentada por la gracia del Espíritu Santo, sin dejar la flor de la virginidad, formó la más sabrosa y delicada miel (Bernardino de Bustos).
La Virgen Inmaculada… ella sola resistió a toda malicia y devolvió a Dios íntegra aquella belleza que Dios le había conferido. Así como el arca que salvó al hombre en el común naufragio, ni siquiera ligeramente fue partícipe del común naufragio y conservó las fuerzas restauradoras del género humano, así también la Virgen… (Nicolás Cabasilas).

Meditación

EN LAS MANOS DE DIOS

Ozanam, aquella hermosa alma que fue, al decir del Padre Lacordaire, el maestro de muchos y el consolador de todos, Ozanam, ya enfermo escribió esta hermosa página:
“Cumplo hoy mis 40 años, más de la mitad del camino ordinario de la vida. Sé que tengo una esposa joven y muy amada, una hija embelesadora, excelentes hermanos, una segunda madre, muchos amigos, una carrera honrosa, trabajos conducidos precisamente al punto que podrían servir de fundamento a una obra durante largo tiempo soñada.
Heme aquí, con todo, presa de enfermedad grave, obstinada, que oculta un agotamiento total. ¿Habré, pues, de dejar todos estos bienes que Vos mismo, Dios mío, me habéis dado? ¿No queréis, Señor, contentaros con una parte del sacrificio? ¿Cuál de mis afectos será necesario que os inmole? ¿No aceptaréis el holocausto de mi amor propio literario, de mis ambiciones académicas, de mis proyectos de estudio, en los cuales se mezclaba quizás más orgullo que celo por la verdad?
Si vendiese la mitad de mis libros para dar su precio a los pobres; si consagrase el resto de mi vida a socorrer a los indigentes e instruirlos, Señor ¿quedaríais satisfecho y me concederíais el suave consuelo de envejecer al lado de mi esposa y de educar a mi hija? Quizás, Dios mío, no queréis estas ofrendas interesadas. A mí, a mí me pedís: Heme aquí, Señor.
Voy, me llamáis y no tengo derecho a quejarme. Habéis dado cuarenta años de vida a una criatura enfermiza y débil, destinada a morir diez veces, si la ternura y la inteligencia de sus padres no la hubiesen salvado diez veces. Haced, Señor, que no se escandalicen los míos, si no queréis hacer un milagro para curarme. Escuchad sus plegarias dándome el valor de la resignación, la paz del alma y esos inexpresables consuelos que acompañan a vuestra real presencia. Haced que halle en la enfermedad una fuente de méritos y de bendiciones, y que estas bendiciones caigan sobre todos los míos, a quienes mis trabajos habrán servido quizá menos que mis dolores.”

Oración

Dios te salve, Santa María, por quien los impíos se abrazan con la virtud, y soltando la presa de la carne corren en busca del benditisímo fruto de tu seno. Dios te salve, por quien el avaro trueca el amor del oro en amor de Cristo, y su frenesí por las mundanas riquezas en hambre y sed de justicia. Dios te salve, llena de gracia, poderoso imán de corazones, que de tal suerte los cautivas, que por una prenda de tu amor los ricos abandonan sus riquezas, los reyes tienen en poco su poderío, los emperadores desdeñan sus glorias, las damas quitan sus galas, las nobles señoras dan de mano a sus regalos y numerosa servidumbre, y en una palabra, no hay quien no huelle los más sabrosos halagos.
¡Ah! vuelve hacia mí el amor de tu rostro, y no querré en la vida otra cosa que agradarte (S. Juan Damasceno).

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Jaime Solá Grané

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