Meditación del día

… para el mes de Diciembre

Entrada

Ministra de Dios en todas sus obras (S.Buenaventura).
Pan y sustento de pequeñuelos y desvalidos (Bernardino de Bustos).
Amadora de la inocencia (Tritenio).
Robustísimo sostenimiento de los santos (S.Andrés Cretense).
Alimento y pan de vida (S.Germán). –No solamente era Dios en la Virgen por esencia, presencia y potencia, como en las demás criaturas, ni sólo por gracia, como está en el alma del justo; sino por otra más excelente y más divina manera, que es por identidad y por ser carne de su carne, y hueso de sus huesos, y haber tomado de ella la substancia de su sacratísimo cuerpo (S. Pedro Damiano).

Meditación

NO TIENE DÓNDE RECLINAR LA CABEZA

«El Hijo del Hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza»
El Señor busca un alma que le acoja y se sienta feliz en su compañía, aun cuando él se calle; un alma que esté satisfecha de poseerle, aun cuando él permanezca inmóvil, silencioso y como adormecido; un alma hospitalaria y abnegada, que sea para él un asilo seguro y sobre la cual pueda descansar de su fatiga.
La busca y no la encuentra, porque la mayor parte de los hombres están demasiado ocupados de sí mismos, para poder cifrar su única dicha en el reposo que su Dios gusta tener en ellos. Queremos que se nos hable; todo el que se calla durante mucho tiempo nos fastidia y el silencio nos parece vacío, y no podemos comprender un Dios mudo; no tenemos bastante fe para creerle presente y operante y divino, aun cuandoi parece que duerme y permanece inmóvil.
El Señor busca un alma llena de virtudes profundas y sólidas, un alma sin asperezas ni rigidez, y sin embargo firme y estable, es decir, un alma que acate sin resistencia su voluntad, y que no se reconcentre sobre sí misma, para oponerse a todo lo que le exija su gracia. Un alma suave y dócil como el cabezal del remero en la barca de los apóstoles, un alma que sepa olvidarse, acomodarse, doblegarse y entregarse.
Estoy lleno de mí mismo, soy quisquilloso y duro, hiriente y mordaz, sin condescendencia y sin verdadera mansedumbre. Y sobre todo no le dejo reposar sobre y en mí. Para que él repose en mí, debería yo evitar los sobresaltos y las sacudidas, y tanto el bien como el mal me turban y agitan: Los buenos deseos que hay en mí están mezclados de ardor humano; y cuando quiero simplemente, obedecerle, la impetuosidad inconsiderada de mi carácter me va casi siempre más allá de la meta. Me encantan los proyectos, elaboro admirables programas de santidad, trazo de antemano un ideal de virtud que me extasía. Los proyectos de virtud, los programas de reforma son necesarios, pero para ser algo más que puros entretenimientos e ilusiones deben echar raíces en el fondo de un completo desasimiento interior, en una disposición de acatamiento total y sereno a la entera Providencia de Dios sobre nosotros. Señor, concédeme el modo de ser que has escogido para mí; no quiero nada sin que tú primero lo hayas querido, trataré de conformarme en todo a tus divinas disposiciones.

Oración

Dios te salve, limpísima recámara del Espíritu Santo, y sagrado relicario del Verbo Divino. Dios te salve, santísima Madre, que pariste al gozo de los ángeles y a la salud de los hombres Cristo Jesús: y en su niñez le envolviste en pañales, le apretaste en tus brazos, le acallaste en tu regazo, le criaste a tus pechos y le regalaste con besos y abrazos. Te ruego, Señora, por ese misericordioso y virginal corazón y por la diligencia y solícito cuidado con que serviste y proveíste a la niñez de tu unigénito Hijo, que defiendas ante él mi causa, deshagas mis pecados y me alcances perdón de todos ellos. Favoréceme, piadosa gobernadora mía, mientras en este peligroso mar navego, y principalmente en el término de mi vida: para que guiándome y alumbrándome tú, prósperamente llegue al puerto de la celestial Jerusalén, donde para siempre te alabe en los siglos de los siglos (Vble. P. Luis de Granada).

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Jaime Solá Grané

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