Meditación del día

… para el mes de Diciembre

Entrada

–Madres las hay numerosas; pero una sola es hija de la vida, la cual concibió y engendró al Verbo eternalmente vivo y subsistente en sí mismo, íncreado y creador, y esta mujer es María Santísima (S. Cirilo de Alejandría).
Es común doctrina de los santos Padres que María es aquella mujer anunciada en los albores de la Creación como la que de aplastar la cabeza de la serpiente, por su pureza inmaculada en todo instante; así como por su descendencia entienden a Jesús, y por serpiente al demonio (Martin del Río).
Animada zarza que arde sin consumirse. Ardía en efecto, porque Dios quiso que naciera entre la posteridad de Adán y por medios comunes a todos; pero no se consumió porque no la tocó en nada el común incendio del pecado original (S. Luis Beltrán).
Conviene que el entendimiento se ocupe en divinos pensamientos cuando los labios rezan. Así en Nona piense en la maravillosa concepción purísima de María, en su presentación y en la misteriosa vida ulterior en el templo, y en sus no menos misterio desposorios (S. Buenaventura).
Reparadora de la infición y deformidad recibida de nuestro primer padre (El Sabio Idiota).
Dios se vistió de nuestra carne que quiso tomar de la carne de María, y esta misma carne nos da Él para manjar de salud y vida (S. Agustin) -Tú me diste el ser de hombre, yo te daré que seas Dios (Ricardo de S. Victor).
–¿Qué significa Holofernes sino el impío Satanás? ¿Quién como él guerrea siempre para avasallar al humano linaje? ¿Qué es su ejército sino la gran muchedumbre de malignos espíritus que le ayudan en sus perversos intentos para asegurarle el triunfo? ¿Qué Betulia sino a la desventurada humanidad de continuo asediada, estrechada y combatida por las infernales falanges? Y ¿quién es Judit a quién el Ángel del Señor ha guardado para que no fuese violada, y que entra en la ciudad sin mancha de pecado, colmada de gozo al ver que Dios queda por ella victorioso y todo su pueblo libertado, sino María santísima? (S. Gregorio Magno).

Meditación

CANSADO DE CAMINAR

Jesús cansado de caminar, estaba así sentado sobre la fuente
(S. Juan, 4, 6).

El ha santificado hasta las más humildes cosas de mi vida desde que ha asumido la fragilidad de nuestra substancia y porque ha conocIdo realmente nuestros cansancios, la fatiga ha llegado a ser cosa divina. Esta futiga, esta pobre fatiga humana, que yo conozco tan bien, y que siempre me ha parecido como un obstáculo estúpido y pesado entre mi alma y mi Dios; esta pobre fatiga que pone trabas a mi oración, que embota mi energía, que retarda el ímpetu de mi celo; esta antigua fatiga, que siempre he considerado como una enemiga, ¿no tendrá quizás también ella un mensaje de luz que transmite, no la habré yo tal vez desconocido desde largo tiempo que falta de verdadero espíritu cristiano?. Es una señal de contradicción.
¿Quién no ha experimentado este cansancio de ciertos días agobiadores, en que el cuerpo se doblega al caer de la tarde, en que el sueño oscurece el pensamiento, y se apodera de todo nuestro ser como una gran angustia fisica, semejante a una agonía? ¿Por ventura, Señor, somos algo más que máquinas inertes, cuando el agotamiento periódico de nuestras energías nos reducen a la lastimosa impotencia? ¿Es en esas horas de somnolencia, abrumados de nuestras miserias fisicas, somos todavía dignos de presentarnos ante tu presencia? ¿Para poder ser recibidos en tu divina presencia no se necesita acaso tener siempre el espíritu alerta y vigoroso, la voluntad pronta y ávida, los ojos brillantes y los brazos tendidos?
Cansado de caminar-. Para asemejarme a Dios no debo escalar alturas difíciles ni poner en tensión todos los resortes de mi alma; para encontrar a Dios, no debo huir de mi debilidad humana, o hacer como si no existiese, no debo representar ningún papel de farsa, ni debo adoptar actitudes convencionales. Me basta con ser hombre .para asemejarme al Hijo del Hombre, y mientras no descienda al nivel del pecado, me encuentro en pie de igualdad con el que ha experimentado en sí mismo cada una de nuestras miserias excepto el pecado.
Jesús es la Verdad, y cuando se sentaba en el brocal del pozo, es porque se sentía realmente cansado y había agotado sus fuerzas a lo largo de los caminos de nuestros países. Por eso la fatiga es cosa divina, y, cuando yo no puedo más entonces me asemejo a Él. Señor enséñame ese sacramento místico de la fatiga cristiana. Muéstrame que la fatiga es santificadora porque algo de Ti permanece aún en ella, porque todo hombre agotado recuerda al Varón de dolores, y en el fondo de nuestras debilidades fisicas se oculta un lazo secreto que las une con Él que las ha llevado todas. Con frecuencia me he preguntado qué podía yo ofrecerte que no fuese indigno de Ti; he mirado en torno mío; he visto lo poco que poseo y mi miseria que te es tan conocida y verdaderamente no he sabido qué incienso iba a poder colocar sobre las encendidas brasas de tus invisibles incensarios. Ahora comienzo a entender, y mi pobreza podrá rehusarme agradable. Únicamente es digno de ti lo que tú haces digno de ti: no es solamente por aceptarlo nosotros como un decreto venido de fuera, sino por santificarlo tú interiormente con una gracia penetrante. Solamente puede esto serte ofrecido puesto que ya te pertenece, y sólo puede agradarte lo que tú has hecho amablemente. Señor, te ofrezco, pues, mis debilidades, mis fatigas, mis largos cansancios, esa profunda somnolencia que se apodera de mí periódicamente, y que de hecho no me abandona completamente sino a cortos intervalos. Sobre tus incensarios invisibles, como un homenaje perpetuo y silencioso, hecho de mis debilidades fisicas. Mi pobre fatiga, esa fatiga que me humilla, que hace zozobrar el pensamiento en mi espíritu y las palabras en mis frases, esa fatiga llena de angustioso entorpecimiento, de sombrío estupor, de enervamiento y de impotencia; esa fatiga de esclavo hereditaria, que tu pueblo conoció en Egipto, cuando sus manos cargan los canastos de tierra y de ladrillos, me basta aceptarla contigo y por ti, con resignación, sin amargura ni impaciencia, para que poco a poco vaya imprimiendo en mí tu semejanza. Toda fatiga humana te pertenece, con tal que no sea culpable; se te puede, pues, ofrecer; nada de cuanto te pertenece es indigno de Ti; mi pobreza me vale el reino de los cielos y si soy débil es que únicamente el Todopoderoso debe ser mi apoyo.
Y cuando la fatiga de vivir sea tan grande para mi cuerpo enfermo y gastado, que finalmente todo cese de luchar y de latir en mí; cuando el cansancio me haya vencido y yo muera, recibe Señor, entonces este último homenaje y este último perfume de tu amor en mí. Cuando a fuerza de ser viador por los caminos de este mundo, a fuerza de haber caminado, ya no pueda más, y mi hora –tu hora– haya llegado –es hora que conocen todos los hijos de los hombres –acuérdate que nos has enseñado penosamente a sufrir como 1o hacemos, y que has conservado el depósito de todas nuestras debilidades.
Bendigo, pues, la honrosa fatiga, la pesada fatiga que tú has santificado; ahora comprendo a tu siervo, el Cura de Ars, que cifraba todo su contento en sentir que su cuerpo se iba extenuando, que sus fuerzas, disminuían, que su vida se deshacía , disuelta en el duro trabajo que tu amable Providencia nos impone por misericordia. ¡Oh qué alegría la de las tardes de fatiga, de los días de ayuno, de las noches de vigilia, cuando el cuerpo grita a su manera con su angustia silenciosa, mientras el alma puede entonar el Aleluya!

Oración

Dios te salve, reina de misericordia, esposa de Cristo, madre de Dios, hija del eterno Padre, esposa del amor infinito, salud del mundo, salud de la Iglesia, océano de piedad.
Dios te salve, Reina de las Vírgenes, Emperatriz de los cielos, regocijo de los buenos, amiga dadora de paz, madre vírgen, mujer suavísima, dechado de justicia, faro de toda doctrina. Dios te salve, rosa encantadora; árbol de vida, azucena del paraíso, reclinatorio de la autoridad augusta, palacio del Verbo eterno, puerta del cielo, solaz de atribulados, Dios te salve, llena de gracia, madre los pobres, abogada de pecadores, cetro de justicia, júbilo de alma, paz de conciencias angutiadas, gozo y alegría del corazón. Dios te salve, esperanza nuestra, sostén del débil, luz de nuestras tinieblas, puerta de piedad, camino de la indulgencla, fuente de dulzura, causa de nuestra salvación (S. Ildefonso).

About the author

Jaime Solá Grané

A %d blogueros les gusta esto: